marzo 20, 2014

Desidia y vacunas: Sanidad no da nombres

Recientemente, el Ministerio de Sanidad tomó la determinación de cambiar la forma de aplicación de la vacuna de la varicela en España. Primero, bloqueó su distribución y después confirmó limitar su aplicación, en el calendario vacunal, a niños mayores de 12 años, cuando organizaciones especializadas como los Centros de Control de Enfermedades de los EE.UU. recomiendan la vacunación entre los 12-15 meses con un refuerzo a los 4-6 años.

Bebé con varicela. La "benignidad" de la enfermedad
no significa que no sea molesta, dolorosa y peligrosa.
(Foto GFDL de ILJR, vía Wikimedia Commons)
Diversas voces de la comunidad médica ejemplificadas en el pediatra Josep María Corominas advirtieron que era un error: "Es una grave decisión, sin ningún argumento científico que lo avale, que deja sin protección a millones de niños españoles menores de 12 años frente al virus VVZ (varicela-zoster). Además, incumple la normativa del Comité Asesor de Vacunas (CAV) de la Asociación Española de Pediatría (AEP), acorde con la European Medicines Agency (EMA)", declaró.

Ante la discrepancia respecto de la decisión del Ministerio de Sanidad, que invocó la opinión de sus expertos, escribí al Ministerio preguntando quiénes eran los responsables de esta decisión.

Dado que su respuesta fue, cuando menos, poco satisfactoria, esperaba yo hacer el seguimiento de la misma más adelante cuando se dio el lamentable caso del fallecimiento de una niña de Burgos por una poco frecuente, pero no imposible, complicación de la varicela, potenciada por una acción gubernamental concertada hasta donde se sabe: la del gobierno del PP, que le ha hecho imposible el acceso a las vacunas, y la del gobierno vasco cuya sanidad le negó una ambulancia para que fuera atendida de las complicaciones de la enfermedad.

Escribí al Ministerio de Sanidad del 8 de febrero de 2014:
Por la presente me dirijo a ustedes para solicitar información sobre los responsables del calendario vacunal aplicable en España. 
La señora Ministra de Sanidad declaró recientemente, ante la oposición de algunos expertos, que la retirada de la vacuna de la varicela del mercado de salud español y la configuración del calendario vacunal actual se debían a la recomendación profesional de un grupo de epidemiólogos. Estos profesionales al servicio del Ministerio serían pues quienes tendrían la información para sustentar las decisiones que ha tomado el Ministerio al respecto de las inmunizaciones de los niños españoles. 
De la manera más respetuosa solicito al Ministerio, como periodista dedicado principalmente a temas de ciencia y salud, de conformidad con lo dispuesto en el párrafo 1 del artículo 29 de la Constitución Española, que me proporcione los nombres y calificaciones profesionales de estos médicos a efectos de poder sustentar las decisiones tomadas con los datos científicos de los que disponen. 
Desafortunadamente, la respuesta fue insuficiente y además enviada con un colofón de confidencialidad (pese a que señalé que la pregunta la hacía como periodista) que impide que la copie a la letra, así que resumo el batiburrillo burocrático que me enviaron:
  1. Se acordó un calendario común de vacunación para todas las comunidades autónomas algún día impreciso en el Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud.
  2. Cierta Comisión de Salud Pública, formada por personas desconocidas, propuso el calendario de vacunación que dicho Consejo Interterritorial aprobó según su propia recomendación en una resolución publicada en el BOE de 6 de agosto de 2013.
  3. Hay una Ponencia de Programas y Registro de Vacunaciones que está formada por personal técnico de las comunidades y el gobierno central que no dicen quiénes son pero aseguran que tienen amplia experiencia.
  4. Finalmente, me dan la URL donde están todos los acuerdos del Consejo.
El virus de la varicela y del herpes zóster.
(Foto DP CDC/Dr. Erskine Palmer/B.G. Partin,
vía Wikimedia Commons)
Dicho de otro modo, la decisión de retirar la vacuna se tomó debido a la recomendación de unos expertos que no podemos saber quiénes son para poderles preguntar, al menos, en qué se basan y compararlo con lo que dicen otros médicos, inmunólogos, epidemiólogos, pediatras y virólogos de otros países en los cuales la vacunación sigue los lineamientos de edad de la UNESCO y la OMS: Australia 18 meses, Brasil 12-14 meses, Chipre 13-18 meses, Alemania 11-14 meses, etc.

Al escribir estas líneas, se está realizando una campaña de vacunación urgente entre niños que podrían ser susceptibles de haberse contagiado de la pequeña fallecida en Burgos, porque la varicela es una infección altamente contagiosa. Y lo es siempre. Se trata de una afección infantil provocada por el Herpesvirus humano 3 (HHV-3) o virus varicela-zóster (VVZ). Es relativamente benigna aunque en algunos casos puede provocar complicaciones como la encefalitis o la neumonía.

Herpes zóster en el rostro por infección en el nervio trigémino.
(Foto CC de Sarindam7, vía Wikimedia Commons)
Quien ha sufrido la varicela, queda para siempre con el virus latente en su sistema nervioso. En el 10-20% de ellos, reaparece en la edad adulta provocando el herpes zóster, también conocido como culebrilla, una dolorosísima erupción con ampollas que puede presentarse en diversas áreas del cuerpo y tener efectos secundarios diversos que pueden incluir la ceguera. Se calcula que esta infección la pueden padecer hasta 2 personas de cada 1.000.

La varicela raras veces es mortal. Un estudio, sin embargo, reporta que entre 1995 y 2007, gracias a la vacuna monodosis, la mortalidad por varicela en EE.UU. bajó de 0,41 por millón a 0,05 por millón, un 88%. Esto quiere decir que en 2007, en ese país, murieron unos 13 niños, una cifra sin duda pequeña pero que se convierte en monstruosa cuando entre ellos está uno de nuestros hijos.

Por esto, las preguntas sobre las decisiones del gobierno merecen mejores respuestas. Quizá, sin duda, tengan buenísimas razones para las decisiones que han tomado y que su análisis de riesgo-beneficio sea tal que la muerte de algunos niños sea tristemente aceptable porque la opción sería peor. Son decisiones que deben de tomarse y son sin duda difíciles.

Pero es razonable preguntarse si esa muerte, así como otras que se puedan producir, más los efectos secundarios y secuelas, casos de herpes zóster y otros problemas, son razonablemente inevitables, y para ello sería indispensable que comparecieran públicamente los expertos multicitados del Ministerio de Sanidad.

Pero si no sabemos eso, no podemos descartar que los cambios en el calendario vacunal no esten condicionados además por la creciente virulencia del movimiento antivacunas, que sigue provocando muerte, dolor y secuelas de por vida principalmente entre niños cuyos padres le han creído a figuras relevantes que dedican grandes esfuerzos a denigrar el innegable, demostrable y contundente valor de las vacunas para evitar enfermedades, salvar vidas y evitar consecuencias aterradoras como la parálisis respiratoria que provoca la poliomielitis.

En España, desde la monja pseudoterapeuta Teresa Forcades hasta el muy impugnado Dr. Juan Gérvas, pasando por políticos como Gaspar Llamazares (que explota su credibilidad por haber obtenido en un pasado lejano una licenciatura en medicina, que nunca ejerció) y quienes están al frente del Ministerio de Sanidad, existe un gran esfuerzo por minimizar la importancia de las vacunas y exagerar (o directamente fantasear sin bases) los riesgos que pueden tener. Ya lo hemos contado aquí, aquí, aquí.